En Terapia individual

No vas a dejar de estar triste y esa persona no va a volver…”. Así de sinceras suelen ser las sesiones de Javier Barbero (psicólogo especialista en cuidados paliativos), “…Sin embargo, llegaremos a un estado donde las emociones no nos sobrepasen”. Este estado es precisamente el que se busca en psicoterapia al tratar casos de duelo. El objetivo principal es reconducir el proceso de pérdida hasta provocar un significado de crecimiento y maduración en el paciente.

 

El concepto de duelo

El concepto de duelo no abarca únicamente la muerte de un ser querido. Son todas aquellas pérdidas significativas para una persona, como pueden ser, las rupturas de pareja o la pérdida de un trabajo. Cada persona pasa por un proceso único e intransferible, pues la experiencia de lo que representa la pérdida depende de varios factores: el tipo de relación con aquello que ya no forma parte de nosotros, el rol que hemos jugado en dicha relación y el motivo de la pérdida. El proceso de duelo adquiere un carácter global ya que se refleja en todas las diferentes dimensiones del ser humano: física, cognitiva, emocional y conductual.

 

La función de las emociones

Es importante equilibrar la recreación-evitación de los sentimientos que surgen en estos casos y conocer la función que tiene cada uno. La función de la rabia consiste en mantener vivo el vínculo con el objeto perdido a través del dolor. Detrás de esta rabia, habrá tristeza. Una tristeza que habrá que sostener una vez que la rabia desaparezca mediante la reexperimentación y revisión de la relación con el objeto perdido. Por lo tanto, y tal como han mostrado las investigaciones fisiológicas, la sensación del dolor es paradójica: hay que prestarle atención para que desaparezca.

 

¿Qué podemos hacer?

Visitar el lugar de los hechos, vivir rituales comunitarios o estar aislados en según que momentos son necesidades de las personas que pasan por procesos de pérdida que hay que respetar. Para que estas necesidades no perduren en el tiempo y se vuelvan un impedimento en la superación de la pérdida, la persona debe comenzar a movilizar sus recursos. El tiempo no lo cura todo por sí mismo, las personas siempre hacemos algo para mejorar, como el simple hecho de salir de casa, mantener una conversación con alguien o volver al trabajo.

 

Conclusión

Tal como afirmaba Bowlby (psicoanalista) si el proceso de duelo no se elabora de forma sana, emociones antiguas pueden aparecer en cada nueva pérdida. Por ello, es necesaria la atención psicológica en estos casos. Es importante valorar el proceso de duelo y los posibles factores de riesgo, así como ofrecer recursos necesarios a los pacientes para una elaboración positiva de la pérdida.

 

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Miriam Puig Claramunt

Psicóloga General Sanitaria (N.Col.23417)